El tema que
voy a tratar en este cuarto ensayo va a ser el sexo. En primer lugar, me
gustaría hablar de la prostitución. La prostitución generalmente conlleva una
connotación negativa, debido en gran parte a todos los escándalos sobre mafias
que explotan a mujeres y que nosotros vemos en las noticias, en periódicos,
etc. Todas estas organizaciones que trafican con mujeres son denigrantes. Lo
peor de todo es que ellas no son conscientes de donde se están metiendo; no lo
hacen voluntariamente, sino que son engañadas.
El caso más
común es que las mafias les prometen a mujeres de países en vías de desarrollo que les van a llevar a otro país
en el que van a tener una buena calidad de vida, éstas les pagan el viaje y el papeleo, y las organizaciones las
introducen en el país. Una vez que están en el país prometido, les dicen que
les deben dinero y que deben saldar sus deudas prostituyéndose para ellos.
Estos casos
son la verdadera esclavitud sexual, en la que mujeres son engañadas y obligadas a prostituirse, obligadas
a vender su cuerpo a cambio de su libertad, como si de los afroamericanos en
América del S.XVII se tratase.
En mi opinión,
estos hechos son humillantes, tanto para las mujeres a las que engañan y
esclavizan, como para las personas encargadas de manejar esas mafias. Sin
embargo, muchas mujeres se prostituyen por decisión propia, y en este sentido,
esas mujeres merecen todo mi respeto. Ellas son las que deciden sobre lo qué
hacen con su vida, ellas deciden vender su cuerpo, por un motivo o por otro, pero
ellas son las que lo deciden, y no somos nadie para criticarles. Nos podrá
parecer vergonzoso, mal, bien o mejor, pero no podemos decidir por otras
personas, ni tampoco se lo podemos prohibir.
Por otro
lado, me gustaría hablar sobre el sexo.
Algunas culturas o religiones acotan el sexo al matrimonio. Creo que el sexo no
se debería reducir a este ámbito. No entiendo a aquellas personas que limitan
el sexo a una cuestión reproductiva, porque además de este ámbito, también se
puede enfocar como una práctica para divertirse y disfrutar con tu pareja.
Tanto mujeres como hombres desde la pubertad comenzamos a sentir atracciones
sexuales, estamos preparados para conocer lo que es el sexo, pero no creo que
sea el momento de contraer matrimonio, de prometerte con una persona a los
quince o dieciséis años. Pero no por eso no nos podemos quedar sin disfrutar
del sexo. Por lo tanto, creo que el sexo no se debe reducir a una reproductiva dentro del matrimonio.
A su vez,
destacar que el sexo no es camino para encontrar la felicidad. Aquellos que la
buscan en las relaciones sexuales están completamente equivocados. El sexo no
es una fuente de felicidad, sino una forma de disfrutar junto a tu pareja.
Por último,
tampoco entiendo a aquellas personas que critican a otras por ofrecer cosas a
cambio de sexo. Nos puede parecer mal, no lo podemos entender, pero no podemos
olvidar que no debemos decidir por los demás. La persona que ofrece su cuerpo a
cambio de algo es consciente de lo que hace, y está ejerciendo su libertad a la
hora de ofrecerse, por lo que no debemos criticarlo.
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